Entre cañones de historia y acordes de futuro, la Real Fábrica de Artillería ha sido esta mañana el escenario donde Sevilla ha dado un do de pecho. En el corazón de este coloso industrial reconvertido en templo escénico, el alcalde José Luis Sanz ha anunciado con pasión y pompa el nacimiento del Festival de Ópera de Sevilla, una cita bienal que promete elevar la lírica a nuevas cotas y anclar su epicentro en esta ciudad que no solo canta, sino que inspira.
Del 25 de septiembre al 12 de octubre de 2025, la ópera recorrerá siete escenarios emblemáticos —del Alcázar al Maestranza, del Turina a las Casas Palacio— como un eco refinado de siglos pasados y, a la vez, una vibración nueva, casi insurgente. Porque esta no es solo una programación: es una declaración de intenciones.
El cartel, presentado en el mismo acto, es la primera muestra de esta voluntad de romper moldes. Obra de Ana Barriga, artista jerezana que convierte lo cotidiano en símbolo, lo infantil en metáfora, y lo kitsch en arte, la imagen del festival no es un simple anuncio: es una sacudida visual. Con su estética tan juguetona como inquietante, Barriga ha capturado la esencia dramática y contradictoria de la ópera: un universo donde conviven la vida y la muerte, el exceso y la ternura, el arrebato y el absurdo.
“El cartel no es una postal del pasado, es un espejo del presente”, ha dicho la artista. Y no le falta razón: lo suyo es una ópera visual sin libreto, donde la nostalgia se retuerce y se ríe de sí misma. Para un arte a menudo tildado de lejano, su visión es una brújula nueva que apunta al público joven, urbano, curioso.
Una ciudad que canta, una ciudad que actúa
Francisco Soriano, director artístico y comisario del Festival, ha señalado que este proyecto es el fruto de un sueño madurado durante años: el de hacer de Sevilla no solo escenario, sino musa y motor lírico. Catedrático, pianista, pedagogo, Soriano defiende una programación que es a la vez tributo y salto adelante: del legado de Manuel García al estreno de Don Juan no existe, del barroco íntimo de Monteverdi a la inquietud contemporánea de César Camarero.
Los templos de la lírica se abren
- La Real Fábrica de Artillería, alma industrial transformada en vanguardia, acoge propuestas radicales como Les Enfants Terribles de Glass o el estreno de la ópera hablada Es lo contrario.
- El Real Alcázar, joya de piedra y perfume nocturno, acogerá Il Califfato di Bagdad, de Manuel García, y un recital de cámara entre tapices.
- El Teatro Maestranza, catedral sonora, será el templo del Don Giovanni más rotundo y de un recital de Franco Fagioli para cerrar los ojos y levitar.
- El Espacio Turina se convierte en laboratorio con jazz, Scarlatti, pasiones barrocas y Carmen desmembrada y reimaginada.
- Las Casas Palacio —Dueñas, Salinas, Hospital de la Caridad— devuelven a la ciudad su ópera de salón, íntima, directa, aristocrática y popular.
Todo comienza a partir de las 22h, como si Sevilla supiera que la lírica se escucha mejor cuando cae la noche y la ciudad se vuelve piel, sombra y susurro.
No es una ópera, es una ciudad
Este festival no es solo una sucesión de espectáculos. Es un manifiesto. Sevilla, que ya ha sido musa de óperas inmortales —desde Carmen hasta Don Giovanni—, se coloca en el centro del mapa lírico internacional como ciudad de ópera, no por nostalgia sino por vocación contemporánea. No se trata de mirar atrás con melancolía, sino de mirar alrededor con valentía.
Porque aquí, en esta ciudad donde el barroco nunca se fue del todo y la modernidad se cuela por los patios, la ópera no es pasado ni patrimonio: es presente. Es carne. Es riesgo. Y sobre todo, es emoción.
🗓️ Entradas próximamente disponibles en
🌐 www.sevilla.org/festivadeopera
📍 Del 25 de septiembre al 12 de octubre de 2025
🎭 Sevilla, ciudad de Ópera.
Que cante Sevilla… y que el mundo escuche.